A pesar de que han pasado casi 100 años desde su trágica muerte, los profesionales de la aviación y los aficionados continúan inspirándose en la audacia y determinación de Elizabeth “Bessie” Coleman.
Incluso en el siglo XXI, Bessie sigue siendo un modelo a seguir, especialmente para las niñas que aspiran a tener carreras en la aviación o el aeroespacial. En reconocimiento a su legado, Barbie ha lanzado una muñeca inspirada en Queen Bess.
¿QUIEN FUE BESSIE COLEMAN?
Coleman trabajó en los campos de algodón a una edad temprana. Fue la décima de una familia de 13 hijos. Muy unida a ellos, caminaban juntos, diariamente, unas cuatro millas para ir una pequeña cabaña de madera que funcionaba de escuela y donde descubrió su pasión por la lectura y las matemáticas.
Cuando Bessie tenía 23 años, trabajó como manicurista en una barbería de Chicago donde escuchó a los pilotos compartir sus experiencias sobre volar durante la Primera Guerra Mundial. Enojada e indignada por las nulas posibilidades que tenían los afroamericanos y las mujeres en Estados Unidos para poder entrenar y adquirir el título de piloto, ahorró a través de distintos trabajos provisorios y se mudó para entrar a una escuela de vuelo en Francia, animada e inspirada por Robert S. Abbott, fundador y editor de Chicago Defender.
A los siete meses se convirtió en la primera mujer piloto de ascendencia afroamericana y nativa americana. Al año siguiente regresó a los Estados Unidos, donde tuvo que enfrentar diversas dificultades para conseguir un empleo como aviadora. Por fin logró dedicarse a hacer vuelos de exhibición y llegó a ser financiada por la asociación Negro Welfare League.
Fue haciendo pruebas para uno de estos espectáculos que le llegó la muerte. El 30 de abril de 1926, cuando ensayaba una maniobra, el avión se salió de control y ella salió disparada. Murió con 34 años, y fue despedida en un ataúd cubierto con la bandera de Estados Unidos y rodeada de más de cinco mil personas que la admiraban y la reconocieron en vida.